domingo, 25 de mayo de 2008

San Bernabé y la Cofradía del Pez

Siempre me han gustado mucho las fiestas de San Bernabé. Es probable que sea porque cuando era niño me anunciaban el inicio del verano, de las vacaciones escolares. El curso se terminaba alrededor de estas fechas; para después sólo quedaban algunos exámenes, alguna repesca para los que no habían aprobado 'por curso' y por las mismas empezábamos a 'bajar' a la playa, siempre y cuando no cayera alguna tormenta, de las que también eran frecuentes en esa época.

Su celebración para mí está ligada a agradables recuerdos: uno, el inicio del verano, como ya he comentado; otro, a las vaquillas que se celebraban en la plaza de toros cuando yo era joven y tan buenos ratos nos hicieron pasar a mis amigos y a mí; y el más contundente, el del reparto del pez. De niño, cuando iba con mis padres o mis abuelos a «coger el pez», me venía a la memoria el milagro de la multiplicación de los panes y los peces que me contaban en la catequesis, y yo me imaginaba que aquel milagro que Jesús realizó en el desierto para dar de comer a sus seguidores tuvo que ser una cosa parecida a ésta que yo presenciaba con el reparto del pez en las fiestas de San Bernabé por parte de la Cofradía del Pez. Por eso siempre he admirado a esta Cofradía.

Como todos ustedes saben, San Bernabé es nuestro patrono desde que el 10 de junio de 1521, nuestros antepasados levantaran el asedio que venían sufriendo desde el mes de mayo del mismo año por el ejército francés. Y por tal motivo, al día siguiente de la victoria, o sea, el 11 de junio, festividad de san Bernabé, lo declararon patrón de la ciudad.

De ello queda constancia gracias al documento llamado 'Voto de San Bernabé', fechado al año siguiente a la gesta -o sea, en 1522- y que está custodiado en el Archivo Capitular de la Redonda. En él se explica «la forma que se a de thener en el cumplir del boto de San Bernabé perpetuamente» así como la «Concordia sobre la asistencia del Cabildo General a la missa y honrras del emperador y a las procesiones».

San Bernabé fue apóstol de la Iglesia Católica en el siglo I; su primer nombre fue José, aunque los apóstoles se lo cambiaron por el de Bernabé, que significa 'hijo de la consolación' y también 'el que anima y entusiasma'. Era judío de la tribu de Leví, natural de Chipre y gran colaborador de San Pablo.

La costumbre de repartir el pez, el pan y el vino arranca en 1930, cuando un grupo de amigos, entre ellos el padre y unos tíos del actual cofrade mayor, Eduardo Mato, se reúnen para pescar peces en el Ebro y almorzarlos con pan y vino, recordando la gesta de sus antepasados. En 1932, según recoge Jerónimo Jiménez en sus crónicas, este grupo de amigos consigue, gracias a la aportación de ellos mismos y de un grupo de logroñeses entusiasta de la idea, repartir en la esquina de Cuatro Cantones la ofrenda del pez, el pan y el vino a los logroñeses que se acercaron hasta la misma. Después de esta fecha hay pocas referencias de actos de la Cofradía del Pez hasta 1941, fecha de su recuperación definitiva. Y es a partir de esta fecha cuando la Cofradía del Pez empieza a coger protagonismo en la celebración de las fiestas de San Bernabé, siendo actualmente la ofrenda del pez un elemento principal y representativo de las mismas.

En el artículo primero de sus estatutos queda claro el fin primordial que sustenta el espíritu de esta Cofradía, el cual dice así: «Bajo el signo de nuestro Santo Patrono San Bernabé, y en exaltación y gloria de nuestra Ciudad, se reorganizó en 1940 la entidad denominada Cofradía del Pez, cuyo designio es mantener y avivar el fuego sagrado de la Tradición, con especial dedicación durante las Fiestas Patronales que se celebren en torno a la histórica fecha del 11 de junio, como recuerdo de la gesta gloriosa de 1521».

A mí me parece muy bien que organizaciones civiles participen activamente en la vida ciudadana, y que no sean siempre los políticos profesionales los protagonistas de la misma. Por eso me enorgullece pertenecer a la Cofradía del Pez, que año tras año pone su granito de arena para mantener viva una tradición tan logroñesa. Y me congratulo de que existan otras cofradías que también sirven para exaltar los valores y las tradiciones de nuestra ciudad y de nuestra provincia, como la Cofradía del Vino de Rioja, la Cofradía de San Millán o la de reciente creación de San Bernabé que, junto con la de la Virgen de la Esperanza honran a nuestros santos patrones. Larga vida a todas, y ¿Viva San Bernabé!


Eustaquio Uzqueda

Publicado en LA TRIBUNA DE LA RIOJA, Periódico La Rioja, 11-06-2007

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