miércoles, 16 de abril de 2008

Cómo me gusta ser artista


Hace unos días asistí a la inauguración de la escultura 'Nosotros tres' en el Museo Würth de La Rioja, realizada por el artista galés Richard Deacon. En la presentación de la obra por el propio autor, pudimos admirar a un artista en estado puro. Un recorrido por la creación de su obra nos mostró desde los primeros instantes de la propuesta de encargo por parte del Museo Würth de dicha obra, hasta su culminación, o sea, su instalación en el espacio elegido para tal fin en los jardines del museo-fábrica o fábrica-museo.

En un audiovisual vimos la primera maqueta, unas segundas aproximaciones en cartulina recortada, su posterior paso a una aproximación del material definitivo, después la realización de unas maquetas a escala y el encaramiento con la obra definitiva. Todo ello desde la visión y forma de hacer de un gran artista, alejado en algunos momentos de las nuevas tecnologías y usándolas otras veces, cuando le conviene. En definitiva, haciendo arte, algo muy difícil de interpretar o de definir en estos tiempos tan convulsos para el arte, donde se han incorporado nuevas disciplinas y procedimientos que antes no existían y donde la simple realización de la obra con maestría ya no sirve como elemento definitorio de una obra de arte y donde al artista, por encima de sus habilidades manuales, hoy en día superadas por muchas máquinas, se le pide, sobre todo, que 'cree'.

Tanto la pintura como la escultura sirvieron durante muchos siglos como 'fiel' reflejo de la realidad, interpretando esta realidad lo más fielmente posible y perpetuándola en el tiempo. Estoy completamente seguro de que si esta inauguración a la que asistí el mes pasado hubiera sido hace dos siglos, la pieza escultórica que se hubiera inaugurado sería una imagen de cuerpo entero del fundador de la dinastía Wurth y se hubiese alabado por los allí presentes el extraordinario parecido de la estatua con el personaje real. Les puedo asegurar que la estatua inaugurada, titulada 'Nosotros tres', compuesta por tres poliedros de acero, ensamblados con unos pernos gigantescos y que el propio artista define como «la relación que mantiene el artista con sus clientes y el público» o «un grupo de amigos que se apoyan entre ellos después de salir muy tarde de un bar», no tienen ningún parecido con ninguno de los amigos que conozco. Hoy en día el arte tiene que «contar historias» pero no representando la realidad, sino interpretándola, y cada artista es muy libre de hacerlo a su manera. Sólo se le pide que sea coherente con su forma de contar estas historias. Richard Deacon, está claro que lo es, como demostró el otro día en la presentación de su escultura, pero por si acaso alguien lo duda, le avalan sus obras repartidas por los principales espacios expositivos del mundo, como la Tate Gallery de Londres, el Centro de Arte Pompidou de París, El Museo de Arte Contemporáneo de Tokio o el Centro Nacional de Arte Reina Sofía de Madrid. También está realizando una escultura para la próxima Feria de Muestras de Zaragoza, este próximo verano.

Gracias a Dios, el arte ya no está tan encorsetado como en siglos atrás, donde los grandes estilos marcaban épocas que duraban siglos enteros. Ahora uno puede decantarse por su forma de expresión, y tanto la figurativa como la abstracta son válidas para canalizar ese sentimiento creativo. Me gusta ser artista y me gusta el arte, entre otras cosas porque es una de las pocas disciplinas que todavía se escapa del 'raciocinio' y del 'sentido común'. Creo que el Museo Würth está cubriendo una carencia importantísima de nuestra comunidad, donde los museos de arte brillan por su ausencia y los espacios expositivos de cierta relevancia son escasos. Además, como el mismo Richard Deacon explicaba, lo que más le sorprendió de la propuesta para realizar esta escultura, fue el concepto tan novedoso y rompedor como es el instalar los museos que posee la empresa Würth dentro de su espacio fabril. Él recomendaba que el lugar más apropiado para verla era desde la cantina de los empleados de la fábrica y le encantaba la idea de que estos pudieran verla a diario mientras comían. De todas formas, no hace falta ser empleado de la empresa para verla y desde otros puntos de vista también es impresionante, así que ya saben, compruébenlo ustedes mismos, merece la pena.

http://www.museowurth.es/home.html



Publicado en Cartas al Director, Periódico La Rioja, 04-04-2008

1 comentario:

Anónimo dijo...

hola, parece que te ha gustado mucho la exposicion, intentare ir. Pero ahora solo queda que expongas tu en el museo wuthr, entonces seguro de los seguros que voy.