jueves, 24 de abril de 2008

El chalet de las palmeras

Hace años, en Logroño y en primavera, alrededor de la Semana Santa, el entretenimiento principal de los fines de semana era ir de paseo hasta la ermita del Cristo. Los mayores, sobre todo del género femenino, iban a rezar, creo que el Vía Crucis, los niños aunque pasábamos momentáneamente por la ermita, a lo que íbamos, era a saltar a la soga al montículo cercano, llamado monte del Cristo. Existían dos caminos principales, uno por la carretera del Cortijo que pasaba justo al lado de la ermita y el otro era seguir el recorrido de la vía del tren hasta toparse con la misma. Nuestras madres nos decían que fuéramos por la carretera del Cortijo, que por la vía nos podía pillar el tren y claro, nosotros pronto y bien mandados, íbamos casi siempre por la vía , excepto cuando acompañábamos a algunas chicas, que como ellas iban por la carretera, no nos quedaba otro remedio que acompañarlas.Enfilábamos Murrieta arriba hasta llegar al ‘chalet de las palmeras’ que no era otro que el de los propietarios de Conservas Ulecia, y que estaba delante de su famosa fábrica de conservas. A nosotros aquellas palmeras nos hacían soñar con toda clase de aventuras, las cuales rememorábamos desde allí hasta que llegábamos a la ermita, unas veces por encima de los raíles y otras por encima de las traviesas, buscando algún tesoro oculto, que nunca llegamos a encontrar. Así que cuando veo la rotonda de ‘las palmeras” en la confluencia de Murrieta con Gran Vía, pienso si a los niños de hoy en día estas palmeras les hará soñar igual que a nosotros. Espero, por su bien, que así sea, y no hayan sustituido la imaginación por los videojuegos.

Publicado en Periódico Gente 07/Marzo/2008

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